viernes, 9 de diciembre de 2011

Concepto Loft. Personalidad Loft.

Concepto Loft.
Personalidad Loft.

Escrito por Juan Cruz Cúneo.

Las cosas están cambiando. Rápido y en muchas direcciones. Básicamente la dinámica de algunas familiar se está modificando, incorporando conceptos un tanto extraños y modernos. Uno de ellos es el concepto Loft del sistema familiar. Un lugar donde no hay separaciones claras ni límites definidos, donde todos los miembros del hogar se bañan juntos, los padres con los hijos, adultos con niños.
Es cada vez más frecuente escuchar a muchos padres hablar de una libertad sin cuestionamientos respecto al uso y definición de la intimidad. Inaugurando o indefiniendo espacios que producen un concepto traspolado de la arquitectura: el Loft. Un lugar donde no quedan cerrados los espacios y la separación entre un ambiente y otro es virtual y relativa. Y como todo se va mezclando, las familias han incorporado esta modalidad a su dinámica interna, con secuelas y efectos que se están diferenciando.
El concepto “Loft” es patrimonio de algunas familias donde no se delimita la privacidad e intimidad de ninguno de sus miembros. Donde se bañan todos juntos, con diferentes edades, roles y sexos. Donde los hijos entran al baño cuando los padres están dentro. Donde nadie golpea una puerta y la mayoría de las veces esta permanece abierta o no existe.
Como modalidad arquitectónica puede ser una novedad que genera amplitud ambiental. Como modalidad familiar es inevitable pensar en las consecuencias que se generan tanto en la intimidad de cada uno, como en la individualidad de las personas y en la delineación de roles y funciones. ¿Es necesario que un padre se esté bañando con su hijo de cinco años y su hija de tres, sin ninguna ropa interior?
La delimitación y definición de la intimidad de las personas es fundamental. Es la base del respeto, es la base de la separación y la individuación. De la discriminación entre el adentro y el afuera, las fronteras del mundo interior; para poder preservar las emociones y no volcar todo lo que sucede afuera. Ni viceversa. Esas separaciones, esos limites (concebidos como fronteras y no como castigos frente a la mala conducta) son absolutamente necesarios en la formación de la personalidad de los chicos para que se puedan sentar las bases claras de la persona, de sus espacios, de sus lugares, roles y funciones. Si uno pensara en la personalidad desde una visión arquitectónica, la puerta de calle es la separación con el afuera (infaltable) lo cual permite saber que uno “entra” a un lugar donde puede relajarse, soltarse, cambiar de rol, entre muchas cosas. El living-comedor es el espacio de lo social-familiar, el espacio de las visitas; a donde ingresan las personas que vienen del afuera; la cocina, lugar donde se “preparan” los asuntos, donde se “cocinan” y canalizan las necesidades básicas; luego está el cuarto como un espacio personal compartible con la pareja, ámbito de la sexualidad, del relajarse, protegido para bajar la guardia del día y poder descansar (en general más alejado de la puerta de calle, simbolizando la lejanía de lo social y del mundo exterior) y por último el baño, el lugar de la intimidad, de las necesidades más primarias, de lo más íntimo y solitario, que casi no se comparte ni siquiera con la pareja.
En el ambiente Loft y en las familias Loft todo esto se “abre”. Con las consecuencias inevitables que conllevan la apertura de estos espacios, pero mirándolo desde la personalidad y su formación. ¿Dónde quedan los impulsos más primarios de una persona si no hay límites ni definición de lugares? ¿Puede expresar lo que quiera en cualquier lado sin respetar a nadie? ¿Qué pasa con la socialización y los límites del respeto al otro? ¿Uno queda totalmente vulnerable al afuera porque no hay filtros ni separación? ¿Y los vínculos indiscriminados?
Sabemos las consecuencias de todo esto.
¿Cuántas personalidad Loft ya conocemos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario